La primera opción es la más sencilla. Tomemos un imán más fuerte y le atemos un hilo fino. Cuanto más delgado mejor.
Segunda opción. Cogemos un bol con agua, un rotulador, un cuchillo, un imán y un plato de espuma de media galleta, de carne u otra.
Utilice un cuchillo para cortar una ranura e insertar un imán.
Lo ponemos en el agua y comprobamos su funcionalidad.
Luego, escribe la dirección con un marcador.
Todo está listo.